La sanción no tendrá impacto deportivo o económico, pero sí podría afectar a su reputación
El atleta Pierre-Ambroise Bosse, campeón mundial de 800 metros en el Mundial de Londres 2017, no estaba prestando atención a su ubicación mientras se recuperaba de una operación antes de su retiro en diciembre pasado
Según informa L’Equipe, la primera vez que no estuvo presente para un control antidopaje fue el 25 de septiembre de 2022. Seguido del 1 de mayo de 2023, que tampoco pudo ser localizado. Y, finalmente, el 11 de junio, no se presentó en su domicilio en el tiempo establecido para otro control, lo que resultó en una notificación de posible suspensión de dos años.
El francés intentó justificar la segunda de las infracciones sin éxito alguno. Esta, unido a la lesión le hizo rendirse definitivamente del atletismo. «Estaba en un círculo vicioso. Andaba libremente sin saber qué se cernía sobre mí. Estuve deambulando un poco por aquí y por allí, no me he centrado demasiado en la ubicación en los últimos meses».
Bosse ha argumentado que, aunque reconoce su falta de seriedad, ha estado sujeto a controles antidopaje desde 2012: «Cometí tres errores, lo acepto. Es cierto que no siempre he sido el mejor estudiante a la hora de cuidar mi ubicación, pero hasta entonces nunca me había jugado ninguna mala pasada». Sin embargo, aunque la situación del francés se parece a la de Katir, no es exactamente igual.
El retiro de Bose en diciembre se debió a una lesión que lo había mantenido fuera de competencia desde 2022. Por tanto, la sanción no tendrá impacto deportivo ni económico, pero podría afectar su reputación.