Lo que empezó como una excusa para probar flanes tras correr se ha convertido en un fenómeno social que sustituye a las apps de citas
Salir a correr con desconocidos y terminar compartiendo comida. Así es el plan que ha dado origen al fenómeno de los ‘Food Runners’, una nueva tendencia que está transformando la forma de socializar, combinando deporte y gastronomía en grandes ciudades como París, Nueva York y Londres.
Todo comenzó en Francia, cuando un joven estudiante de ingeniería en París, apasionado por los flanes, decidió motivarse para correr planificando que el final de cada recorrido sería una nueva panadería donde probar uno diferente. El plan le pareció tan divertido que invitó a su hermano, y poco después lo compartieron en una app para conocer gente.
El punto de inflexión llegó en noviembre, cuando uno de sus vídeos se hizo viral. Desde entonces, el grupo —bautizado como el Running Flan Club— ha crecido de forma imparable, atrayendo a unas 150 personas por carrera solo en París, y acumulando más de 15.000 seguidores en Instagram.
El fenómeno no ha pasado desapercibido. Pastelerías, restaurantes y marcas de alimentación han comenzado a contactar con el grupo, ofreciendo productos, colaboraciones o descuentos. A cambio, los organizadores cobran una pequeña participación a los corredores para asegurar plazas en los locales, convirtiendo la experiencia en un plan social accesible y apetecible.
Los beneficios son múltiples: se hacen nuevos amigos, se descubren lugares gastronómicos y se genera un efecto de promoción en redes sociales que atrae a más clientes a los negocios participantes.
Lejos de ser solo una moda pasajera, los ‘Food Runners’ representan una nueva forma de socializar sin pantallas, y demuestran que el running también puede ser una excusa deliciosa para compartir tiempo con otros.
